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Noticias de hoy

“Hay que preguntarse para qué acumulamos reservas”

La Comisión de Acuerdos del Senado escuchó finalmente las explicaciones de la presidenta del BCRA sobre cómo se instrumentó el Fondea y cuál es el sentido de la medida. La oposición mantuvo su repudio al pliego y buscará completar la expulsión hoy en el recinto.

Por Sebastián Premici

En un clima de hostilidad, Mercedes Marcó del Pont defendió en el Senado el uso de reservas y su actuación al frente del Central. La oposición no planteó ninguna objeción ni le hizo preguntas, pero insistió en que hoy votarán contra su pliego. El Gobierno busca evitarlo
Opinan:Mario Rapoport, Alfredo Zaiat y Mario Wainfeld

Por Sebastián Premici

El conflicto político en torno del uso de reservas tendrá hoy un nuevo capítulo central, cuando el Senado trate el pliego de Mercedes Marcó del Pont como titular de la autoridad monetaria. A pesar de que ayer la funcionaria asistió a la Comisión de Acuerdos para exponer sobre su gestión en el banco y sobre los procedimientos administrativos alrededor del DNU que creó el Fondo del Desendeudamiento, consideró todo el proceso como “una cosa juzgada”, ya que la oposición decidió escucharla con el dictamen de su rechazo bajo el brazo. La única reacción del oficialismo fue solicitarle a Julio Cobos la impugnación del dictamen opositor y calificar su actitud como un “fusilamiento”. Esas fueron las palabras que utilizó Nicolás Fernández (FpV, Santa Cruz). Por su parte, Miguel Angel Pichetto, presidente del bloque, dejó la puerta abierta para recurrir a la Justicia por considerar irregular el trámite parlamentario.

La oposición sólo quiso escuchar a Marcó del Pont para subsanar el embate de la semana pasada, cuando emitieron dictamen luego de la sesión preparatoria. El radical Gerardo Morales –en nombre de la oposición presente– no quiso formularle ninguna pregunta, aunque una vez que ella estuvo fuera del recinto la acusó de “soberbia” y de haber cometido varios delitos penales. En el mismo sentido se expresó su par salteña, Sonia Escudero (PJ disidente). Al cierre de esta edición, la oposición aseguraba que contaba con los 37 votos necesarios para rechazar hoy el pliego de Marcó del Pont, incluido el del pampeano Carlos Verna (PJ). Sin embargo, desde el BCRA seguían expectantes algunas negociaciones del oficialismo para trabar la sesión.

La Comisión de Acuerdos del Senado, que preside el oficialista Marcelo Guinle, trató ayer, nuevamente, el pliego de la presidenta de la autoridad monetaria. Antes de la exposición de la funcionaria, el oficialismo intentó presionar a Cobos para que declarase nulo el dictamen formulado por la oposición la semana pasada. Lo hicieron a través de una carta enviada el martes y leída en voz alta ayer en la comisión. Morales puso el grito en el cielo y le pidió a la comisión seguir con el trámite. Guinle insistió con su reclamo de retirar el dictamen, pero los legisladores de la oposición lo ratificaron.

Mientras tanto, Marcó del Pont observaba la escena, que obedecía más a las internas políticas y pases de facturas entre los legisladores que a su situación al frente de la autoridad monetaria. Cuando Pichetto avizoró que nada podía hacerse, clausuró el debate y pidió que se le diera la palabra a la funcionaria. El mismo reflejo tuvo Carlos Menem, quien no se mostró muy paciente para escuchar a los legisladores. Luego de esta primera parte de la reunión, que duró una hora, Marcó del Pont hizo un presentación.

La discusión de fondo

“Desde hace veinticinco años milito en el área de la economía a favor del desarrollo y enfrentada al pensamiento liberal. Como diputada, trabajé para fortalecer a las pymes y desde el Banco Nación intenté consolidar el liderazgo de la banca pública. Históricamente, el Banco Central siempre estuvo al margen de los debates económicos del país, por eso me parece que ésta es una buena oportunidad para que la entidad ocupe un lugar estratégico”, afirmó la funcionaria al comienzo de su exposición.

Luego de esta introducción, la economista se metió de lleno en el conflicto por las reservas. “No es cierto que mientras Cristina Fernández de Kirchner hablaba (en la apertura de sesiones ordinarias) se giraron los fondos. La plata se transfirió a las 18.34”, indicó. Para justificar sus dichos, distribuyó entre los legisladores una planilla del área contable con el horario indicado.

“La medida se tomó entonces cumpliendo con todos los recaudos y dictámenes técnicos necesarios y fue aprobada por el Directorio (hubo dos abstenciones y ningún voto en contra). El artículo 11 me habilita a tomar medidas de urgencia, sin embargo decidimos dar todos los pasos legales necesarios”, explicó la funcionaria.

La argumentación de Marcó del Pont apuntó a concientizar –a los legisladores y la sociedad– sobre la discusión de fondo. “Hay que preguntarse por qué este país acumuló reservas y para qué lo hizo. La política de la entidad será la de seguir acumulando reservas, a partir del superávit comercial. El proceso de desendeudamiento muestra que tenemos capacidad para hacer frente a nuestra obligaciones. Siempre acompañé la decisión de pagar con reservas. Si no hubiera estado de acuerdo, habría renunciado. Así lo debería haber hecho el otro presidente del BCRA (Martín Redrado)”, cuestionó.

La economista comparó la acumulación de reservas con la política aplicada por otros países. “Brasil usó en los últimos dos años 36.000 millones de dólares de sus reservas para apoyar a sus empresas, India recurrió a la utilización de 5000 millones de dólares para financiar obras de infraestructura y China usó 200.000 millones. Tenemos que seguir abogando por una política fiscal expansiva. Nos debemos esta discusión, tanto para este gobierno como para los que vendrán”, argumentó Marcó del Pont.

Preguntas cero

Una vez que terminó su exposición, la funcionaria se puso a disposición de los senadores para responder sus inquietudes. “No vamos a realizar preguntas. Una vez que la funcionaria se retire, seguiremos en sesión”, anticipó Morales. Incluso, Guinle intentó darle la palabra a Eric Calcagno (FpV, Buenos Aires), pero Pichetto le pidió que retirara su pregunta frente a la insistencia de los opositores de que no querían escuchar más a la funcionaria.

“La verdad que esperábamos un poco de autocrítica y una mínima reflexión sobre el momento político que estamos pasando. Marcó del Pont incurrió en un delito de abuso de autoridad y violó el orden constitucional”, señaló Morales, repitiendo el libreto de Elisa Carrió. “Más allá de los delitos que cometió, la actitud de Marcó del Pont hizo que perdiéramos la confianza en las instituciones”, recalcó el presidente del bloque radical. “¿Por qué no le hizo preguntas sobre este tema a la funcionaria cuando estaba presente?”, reprochó Guinle. Morales no respondió. El senador Nicolás Fernández (FpV, Santa Cruz) hizo su propia interpretación: “Esto fue un simulacro de fusilamiento”.

La senadora Escudero tampoco se quedó atrás. “Es evidente que la funcionaria no está de acuerdo con la Carta Orgánica del Central, ya que no tiene problemas en incumplirla”, disparó la salteña.

La reunión de ayer tuvo todos los condimentos de una puesta en escena. La oposición y sobre todo la UCR habían aceptado escuchar a la funcionaria para no quedar en la vereda de los “destituyentes”, según explicó a este diario una alta fuente del oficialismo. Pero en ningún momento tuvieron la intención de cambiar su opinión, de ahí que no quisieran formular preguntas.

Mientras la oposición cuestionaba a Marcó del Pont en su ausencia, la economista decidió ofrecer una conferencia de prensa junto a Pichetto, Agustín Rossi –presidente del bloque de diputados– y Daniel Filmus. Allí ratificó que en caso de que su pliego sea rechazado en el recinto, dejará su cargo.

“A muchos senadores les pesará en su conciencia el voto en contra de Mercedes, sobre todo si alguna vez dijeron estar del lado del progresismo, como (Rubén) Giustiniani o (Norma) Morandini”, afirmó a este diario un senador del FpV. Si el affaire de Martín Redrado tuvo rasgos de cambalache, el tema de Marcó del Pont tuvo rastros de juicio sumarísimo. El propio Luis Juez llamó a la funcionaria “la acusada” y la comparó con los boqueteros que asaltaron la sucursal del Banco Macro.

“El dictamen de la oposición está sospechado de ilegalidad. Es un contrasentido histórico para el radicalismo rechazar a Marcó del Pont, que viene del desarrollismo. Ahora se tendrán que hacer cargo de su argumentación a favor del ajuste. Mañana (por hoy) intentaremos revertir la situación en el recinto. Si no lo logramos, no descartamos recurrir a la Justicia”, aseveró a Página/12 Nicolás Fernández.-------------------´

Simulacros, espejos, comunicados:

Por Mario Wainfeld

“Ríndete, tendrás un juicio injusto.” Un simulacro, un ersatz, una farsa, cualquiera de las expresiones es válida. La Comisión de Acuerdos del Senado, tras hacer tabla rasa con el reglamento y con los plazos legales, recibió a Mercedes Marcó del Pont con la confesa intención de no escucharla. Se le “permitió”, en un marco que rezumaba descortesía y desdén, hacer uso de la palabra. Los senadores del arco opositor no dieron debate ni formularon pregunta alguna. Tras meses o años de clamar por tratamiento sereno y controversias prolongadas, aceleraron al mango el trámite, cumplieron malamente el rito. La mayoría ajustada, por lo visto, cambia las convicciones y relega al archivo a las reglas de buen trato.

Gerardo Morales redondeó una semana significativa: violó un pacto con sus adversarios en apenas veinticuatro horas y (tras ser el apóstol del dictamen consumado inaudita parte) discurrió que la presidenta del Banco Central “no lo había convencido”.

Eduardo Macaluse es un diputado del centroizquierda opositor, de convicciones firmes, buena leche inusual y pensamiento propio. Ayer fue preciso, sin declinar sus posturas: “El Senado ha sido injusto con Marcó del Pont, a la que hasta hace diez días todos le reconocían méritos. Aun cuando haya tomado una decisión discutible, los senadores tuvieron con ella menos paciencia que con Pedro Pou y Redrado”. Así fue.

La voluntad opositora es rechazar hoy en el recinto el acuerdo y aprobar el proyecto de reforma de la coparticipación del impuesto al cheque. Para lograrlo deberá tener asistencia perfecta, pues el oficialismo no cooperará para dar quórum. Una sola ausencia dejaría en latencia la medida, un solo voto que se moviera podría cambiar la suerte de Marcó del Pont. En la oposición confían en su disciplina cuando de confrontar con el oficialismo se trata. Ese es su principal factor de unidad, acaso el único. Elisa Carrió es la más sincera en ese aspecto: ayer volvió a lapidar a sus compañeros de ruta por elegir una táctica diferente a la suya.

Si fructifica la intentona del Frente del Rechazo en la Cámara alta, se consolidará una peculiar variedad del consenso: aquel que se construye sin (contra) quien tiene la primera minoría en ambas cámaras y ejerce el Poder Ejecutivo. Un experimento argentino, de muy dudosa viabilidad democrática, un desafío a la gobernabilidad, exótico a la fascinación por las “políticas de Estado”.

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La ley espejo. El zamarreado Fondo de De-sendeudamiento cambió de pantalla. El proyecto de ley del senador pampeano Carlos Verna, un espejo del decreto de necesidad y urgencia anunciado por la Presidenta el 1º de marzo, será acompañado por el oficialismo. El store de 35 a 37 vira de sentido, probando que no es inmutable.

El Frente para la Victoria cuenta (nuevamente, si hay presentismo y disciplina perfectos) con los votos necesarios para que el proyecto sea aprobado por el Senado. Antes, deberá pasar por las comisiones y conseguir dictámenes. Si hubiera eficiencia y celeridad, podría tratarse en el recinto poco antes de fin de marzo. Los operadores parlamentarios del Frente para la Victoria (FpV) aseguran estar interesados en no remolonear: la sustanciación del proyecto abre un escenario novedoso, que no se debe desperdiciar.

Ganar tiempo es un objetivo paralelo, más vale, pero debe compatibilizarse con el avance de la norma, que es prenda de acuerdo con Verna. A cambio, los dos legisladores pampeanos rehusarían dar quórum para rechazar el DNU, que seguiría en vigencia.

El oficialismo celebra haber recuperado la interlocución con Verna y haber comprobado la fragilidad de la entente opositora. Sin decirlo, ha consentido críticas mejorando el encuadre legal. Dejado de lado el principal prurito de la oposición (el Fondo no podía implantarse salteando al Congreso) alguna espada oficialista confía en que habrá adversarios que se avendrán a convalidarlo. El radicalismo se apuró a consignar que votará negativo, como es costumbre. Con la foto de hoy, al oficialismo debería cambiar la opinión de una docena de diputados, mínimo. No luce sencillo, aunque se confía en generar un entorno diferente. Y seguramente, a complejizar la discusión haciendo un paquete con otras leyes.

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El mercado de las bisagras. Las peripecias senatoriales recientes demuestran cuánto cotizan los votos móviles, en un esquema de paridad y falta de negociaciones estables. Carlos Menem, senador riojano por minoría sin aliados propios, se rebeló por un ratito. Le garparon con presencia en numerosas comisiones, como si representara a un partido con millones de votantes. Luis Juez se embroncó porque perdía espacio si Morales y Miguel Pichetto discutían una organización menos discriminatoria de las comisiones. Puso el grito en el cielo, amenazó con represalias. Sus aliados dejaron de lado la palabra empeñada por temor a la diáspora de ese cordobés díscolo. Los radicales sonríen por lo bajo, están convencidos de que lo derrotarán por goleada cuando se dispute la gobernación.

De cualquier modo, Verna viene siendo quien más jugo le sacó a la condición de bisagra. Construyó, de arrebato, un minibloque de seis, sin programa ni historia ni pertenencia común. El factor de comunión es ser la bisagra mayor de una Cámara. Verna remacha que no es oficialista ni opositor, por lo que su apoyo deberá gestionarse caso por caso pues será crucial para llegar a 37.

El oficialismo perdió contacto con él cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sorprendió a la Asamblea Legislativa con el DNU. Y puede pagarlo caro, en el acuerdo de Marcó del Pont. Pero el proyecto de ley le tendió un puente y propició una vía de salida sistémica que el archipiélago opositor, presumiblemente, tratará de obturar.

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La hora del comunicado. Melifluos, melosos, untuosos fueron los comunicados emitidos por la Corte Suprema y la Comisión Permanente del Episcopado, con intervalo de horas. Los purpurados son duchos en ese tono, que trasunta su condición de poder extrademocrático que en la Argentina fue asiduamente antidemocrático.

La Corte se internó en ese terreno, cosechando fervorosas adhesiones de la cadena privada de medios.

Los dos comunicados rezuman elipsis, suprimen nombres propios, incluyen líneas de deliberada polisemia. El follaje distrae, no engaña. Se proclaman por encima de la revuelta, pero confluyen con un sector. Objetivamente (acaso más allá de su estricta voluntad) el máximo Tribunal, subjetivamente la cúpula de la Iglesia.

La Corte, de consistentes credenciales democráticas, tiene alicientes para rezongar. Le cabe una suerte de representación gremial de los jueces, que están malquistados por profusas declaraciones del oficialismo. Muchas de ellas pecan de abuso de la generalización, de personalizaciones indebidas, de denuncias no probadas ni individualizadas. La presión de “las bases” habrá incidido en el mensaje de los Supremos, que no logró unanimidad interna. Su exigencia de “mesura” y “equilibrio” tiene una justificación emocional o corporativa y sería constructiva, en otro contexto. En el actual, patea para un arco: en política cada cual es responsable de todas las consecuencias de sus actos, no sólo de las expresamente invocadas. Ni sólo de las deseadas. Por añadidura, las conferencias de prensa de parado de Carlos Fayt no predican con el ejemplo: minga de “mesura” y “equilibrio” en la atribución de “tonterías” a la Presidenta.

La AEA difundió un comunicado breve, menos de 25 líneas escritas sin ingenio ni buena prosa. Pero sí certeras en su mensaje político: la corporación empresaria más poderosa exige institucionalidad, previsibilidad, exalta a poderes del Estado. El punto es que AEA elogia (menciona) sólo a dos poderes, el Legislativo y el Judicial, convirtiendo al trípode que sistematizó Montesquieu en una dupla. De “eso”, del Ejecutivo, no se habla. Ese esquema es el sueño de la derecha argentina, que husmea una oportunidad en el aire: un gobierno sin el Ejecutivo elegido por el voto popular.

Los obispos piensan pedirle una reunión a la Corte. La AEA la pone en su Parnaso. El contacto con el poder puede halagar o hasta embriagar. Los cortesanos deberán estar alertas respecto de esos compañeros de ruta que coquetean con una “salida hondureña” como ya sinceran, también melifluos, editoriales y columnistas del diario La Nación.

La derecha doméstica tendrá hoy motivos para festejar y fantasear: Sebastián Piñera asume en Chile y redibuja el mapa estimulante de una América del Sur crítica del neoconservadurismo. Cristina Fernández viajó para la ceremonia, así que Julio Cobos ejercerá la presidencia. Por un día, se entiende.

mwainfeld@pagina12.com.ar -----------------------------------------------

Cambalache:

Por Mario Rapoport *

1 “¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor! ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador! ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor!” La saga del Banco Central revela algunas características de la sociedad argentina visualizadas en el tango “Cambalache”, de Enrique Santos Discépolo, que describiendo el mundo de su época reflejaba la realidad local. Muchos compatriotas mezclan todavía las figuras emblemáticas de ese tango, aunque los nombres propios vayan cambiando. Como dice el tango, en este país los antecedentes poco sirven y menos las trayectorias consecuentes con sus principios. Es el caso del nombramiento, como presidenta de ese organismo, de Mercedes Marcó del Pont, cuya probidad y capacidad intelectual fueron siempre de la mano de las defensas de sus ideas, que son también las del interés nacional. En cambio, aquellos que han servido sólo para caucionar desde el poder impagables compromisos externos, la venta de los activos nacionales y las corruptelas más graves, continúan impávidos en sus carreras políticas. Entre los que juzgan negativamente a Marcó del Pont por poner en práctica la política del Gobierno de desendeudarse están algunos de los principales responsables de ese mismo endeudamiento.

2 “¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón...” El caso mencionado se enmarca en una característica enfermiza de nuestra sociedad, que va más allá de una persona o de un tema particular. Una novela decisiva de nuestra época, en tres extensos volúmenes, es Millenium, del desafortunado escritor sueco Stieg Larsson, quien falleció –quizás castigado por su audacia crítica– poco antes de verlos publicados. Allí planteaba como tema central que la protagonista y víctima es acusada como culpable de crímenes que no cometió por sus mismos victimarios. Este mecanismo perverso, una especie de Nuremberg al revés, explica, en gran medida, las idas y vueltas de la sociedad argentina.

3 “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también.” Lo más grave de la cuestión es que la economía mundial atraviesa la crisis más profunda de su historia desde los años ’30. Una crisis que la Argentina ha soportado bastante bien y que, sin embargo, por diversas razones, hay quienes quieren que nos zambullamos en ella. No es casual, existen grupos de poder que se han beneficiado con las políticas que llevaron a la propia crisis de 2001-2002. Extrañan esas aguas que siempre los han favorecido: las de la acumulación rentística, la fuga de capitales, la economía de la especulación, la flexibilidad laboral, el predominio irrestricto de los mercados. El “orden militar” o el “orden de la convertibilidad”, que tanto proclaman, es el “orden orwelliano” de unos pocos, apoyado en la fantasía de sectores medios que creen en el paraíso Disney –y terminan en el purgatorio del “corralito”– y en la dura realidad de la gran mayoría, a quienes los “ajustes” llevarán a un deterioro inexorable de su condiciones de vida. Como tantas veces se ha registrado en nuestra historia.

4 “Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos.” Una de las frases más célebres de la historia política argentina la pronunció un elocuente representante de las elites conservadoras, Federico Pinedo (abuelo). “La revolución no es un rayo en un día de sol”, dijo refiriéndose al primer golpe de estado cívico-militar que tuvo la Argentina. Y Pinedo tenía razón, dos largos años se necesitaron desde la asunción de Yrigoyen en 1928 para que el general Uriburu llegara al gobierno, luego de una feroz campaña política en la que participaron conservadores, radicales antiyrigoyenistas y una fracción del socialismo con el abierto apoyo de los principales medios de la época, en especial del diario Crítica, entonces el más popular. El mismo Pinedo aportaba su granito de arena en un mitin realizado por los partidos opositores en el Teatro Mitre, el 2 de septiembre de 1930, cuatro días antes del golpe: “La campaña que los representantes de los partidos parlamentarios venimos haciendo ha encontrado a la República [...] dispuesta a defender sus propio derechos [...] el país en su conjunto está libre de la aplastante responsabilidad que pesa sobre quienes quieren mantener el gobierno más inepto y más inmoral”. En el mismo mitin, Manuel Fresco, de ideas netamente fascistas, agregaba que el remedio de todos los males “estará [...] en la renuncia del presidente de la República”.

5 “Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida.” Volvamos al Banco Central y al tema de las reservas. ¿Para qué se creó esa institución? Para reemplazar justamente el rígido sistema de la Caja de Conversión que ya había experimentado rotundos fracasos desde mediados del siglo XIX. Se había revelado insuficiente para evitar la fuga de oro o la devaluación durante las crisis y su innegable rigidez en épocas de convertibilidad impedía el manejo de la política monetaria. La principal función del banco iba a ser la de mantener el valor de la moneda, para lo cual debería concentrar reservas suficientes a fin de moderar las consecuencias de la fluctuación en las exportaciones y las inversiones de capitales extranjeros. Pero su primer gerente, Raúl Prebisch, le agregaba otra: el BCRA “no se limita a evitar que estas fluctuaciones económicas se acentúen, sino que se propone, además, reducir su amplitud [...] atenuar las consecuencias de tales variaciones sobre el volumen de la actividad económica”. Podría decirse que antes se había intentado adecuar el volumen de medios de pago al volumen de negocios (para mantener la estabilidad de precios), mientras que ahora se intentaba influir directamente sobre el volumen de negocios. Entre las medidas contracíclicas estaba su participación en el pago de la deuda externa. El BCRA sugirió así al Gobierno, porque había reservas disponibles, la repatriación de deuda externa con la expectativa de generar buena predisposición para emisiones futuras en tiempos más difíciles. Se repatriaron 375 millones de pesos de deuda denominada en dólares en Estados Unidos. Adivine el lector quién era el ministro de Hacienda en la época de creación del BCRA... Sí, el ya mentado Federico Pinedo (a).

* Economista e historiador.-------------------------------------------

 
Es al revés:

Por Alfredo Zaiat

La historia es al revés de lo que se cuenta y se analiza.

Un grupo de productores agropecuarios cortan rutas durante varios días impidiendo el abastecimiento de centros urbanos, provocando una suba de precios de bienes básicos del hogar, que terminó afectando con más intensidad a los sectores más postergados, y el discurso dominante no considera que eso haya sido un comportamiento violento. “Fue una respuesta patriota a la prepotencia estatal”, afirmaron con elevada cuota de cinismo algunos líderes.

Las grandes compañías con posición dominante en el mercado suben los precios sin relación directa con la evolución de los costos para mantener o ampliar sus ya relevantes tasas de ganancias, castigando los bolsillos de trabajadores y jubilados, y la explicación que se difunde ignora que la responsabilidad primaria de esos ajustes es de los empresarios. “El alza de precios es consecuencia de la incertidumbre política provocada por medidas gubernamentales”, confunden con complicidad muchos analistas en temas económicos.

Importantes referentes del mundo de la política se llenan la boca de exabruptos, descalificaciones, profecías e incoherencias, que abonan un escenario de intolerancia y violencia verbal, y gran parte de los integrantes de la cadena nacional de medios privados ocultan en forma cuidadosa esos desbordes emocionales. “Son una derivación de las provocaciones del oficialismo”, señalan sin disimular su opción política profesionales independientes.

El vicepresidente afirma sin ruborizarse que no es oficialista ni opositor, aunque juega en el segundo bando con hipocresía consentida, e inquietos intelectuales custodios de la república minimizan ese despropósito institucional.

Las palabras consenso, democracia, diálogo y respeto a la opinión del otro inundan los discursos vaciando así el debate sobre los contenidos de medidas que afectaban intereses del poder económico, y ante la primera oportunidad de mostrar esas cualidades de las que supuestamente carecía el adversario dejaron en evidencia que desconocen el significado de esos términos.

Así fue la patética actuación de un grupo de senadores con el pliego de designación de Mercedes Marcó del Pont. En un manifiesto comportamiento antidemocrático durante ese proceso esos legisladores expresaron el nivel de subordinación a los intereses de grupos financieros que resisten la presencia de un banquero central no neoliberal. El argumento para censurar a Marcó del Pont por cumplir con celeridad un DNU con fuerza de ley es muy frágil. Se deduce que para esos senadores y el eco de respetados analistas un funcionario público debe violar la ley si ellos no están de acuerdo con una norma.

En caso de concretarse el despido de Marcó del Pont no será una derrota del kirchnerismo, sino la de una oportunidad extraordinaria para empezar a transformar una banca central que históricamente ha estado en función de cuidar privilegios de un atrofiado sistema financiero.

En los últimos años y con más intensidad desde el debate por las retenciones móviles, en cuestiones de la economía es al revés de lo que se afirma y se analiza. Uno de los logros más impactantes de la avanzada conservadora fue el de apropiarse de herramientas de protesta e ideas de los sectores populares. Han subvertido sus significados en la preparación para caer con toda su fuerza sobre ellos. Arremetida que cuenta con la complicidad de varios que dicen defenderlos, pero que en la actual etapa política están más preocupados por no quedar pegados a lo que consideran la mancha venenosa sin darse cuenta de que en este juego terminarán tocados con la mano de los grupos reaccionarios.

azaiat@pagina12.com.ar


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