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Apean añosos pinos por Seguridad

 La fisonomía de la delegación de Desarrollo Social, más conocida como el exhogar Gutiérrez, cambió abruptamente con la tala del viejo pinar que poblaba los jardines de la repartición provincial y proyectaba su sombra sobre las calles y viviendas vecinas.
Solo un reducido grupo de árboles que no representa riesgo para personas ni bienes subsistió al apeo definido por los organismos técnicos de la provincia dentro del proyecto de reemplazo de arbolado de la repartición que contempla la plantación de especies más adecuadas para ese espacio urbano.
El delegado del Servicio Forestal Andino en Bariloche, Cristian Giménez, informó a "DeBariloche" que en total se talaron 41 pinos oregón en dos etapas, con la respectiva autorización de la Dirección de Bosques, y que ambos casos el trabajo estuvo a cargo de la cooperativa de Jóvenes Carpinteros, organización con fines sociales dedicada a la generación de empleo.
A mediados de año se realizó el apeo de la primera tanda, que alcanzó a 23 ejemplares de gran porte y esta semana cayeron otros 18 pinos completando las previsiones de raleo. El recambio de arbolado previsto contempla la plantación de especies más adecuadas para el ámbito urbano, que se realizará en otoño junto a los chicos del hogar de menores que funciona en la delegación local del Ministerio de Desarrollo Social.
Giménez explicó que el apeo fue solicitado a Desarrollo Social por varios vecinos que transmitieron su preocupación a la anterior conducción y que se autorizó por el riesgo que representaba el conjunto de pinos. "Eran plantas de gran porte con riesgo potencial de caída en la vía pública y las casas aledañas", señaló el funcionario quien agregó que "se dejaron dos grupos aislados que no representan riesgo, para no dejar tan pelado el terreno mientras se realiza la reforestación".
El raleo de la primera tanda pasó desapercibido pero el impacto visual de la segunda fue observado con preocupación por los vecinos que indicaron que se trataba de árboles con unos 60 años de antigüedad.
Giménez reconoció que tanto esos ejemplares como los grandes pinares de los años 40 y 50 fueron plantados en zonas descampadas que a medida que avanzó la ciudad quedaron rodeados por barrios populosos, convirtiéndose en un riesgo para la población. En tal sentido destacó que "todo el casco urbano está sufriendo modificaciones en la vegetación, con especies más adecuadas, más bajas y de menor riesgo".
El arbolado urbano está sujeto a las mismas regulaciones que define la Ley de Bosques rionegrina (N°757) para forestaciones y bosques nativos y ningún ejemplar puede ser raleado o talado sin la respectiva autorización de la Dirección de Bosques provincial.
Los árboles exóticos están protegidos por la misma legislación que establece una política de conservación más férrea para los nativos. Giménez destacó que "la ley limita al máximo la extracción de especies nativas, salvo casos extremos de daño temido o enfermedad del ciprés es muy difícil que se autorice el volteo de un árbol verde y en pie".


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