Cómo es el lugar de barro y cangrejos donde cayó Nadia Oviedo

 La joven Nadia Oviedo rescatada el fin de semana pasado en una zona de marisma del balneario El Cóndor se recupera favorablemente en el hospital Zatti de Viedma.

Los médicos que la atienden lograron mediante hidratación que recupere sus actividades físicas normales, e inclusive consiguieron que las funciones renales puedan volver a los parámetros esperados, pese a estar expuesta durante tres días en un ambiente húmedo y salado; según pudo conocer este medio. La joven formoseña de 23 años, que vive en la villa marítima, podría llegar a pasar durante esta jornada a sala común, y luego de 48 horas más estaría en condiciones de explicarle a la fiscal Paula Rodríguez Fradsen, qué le ocurrió hasta que fue rescatada por dos polícías que recorrieron pequeños riachos del sector conocido como "El Cangrejal", ubicado en la desembocadura del río Negro, unos 1.500 metros hacia esta capital.

Los médicos que la atendieron en principio, buscaron curarle algunos pequeñas cortaduras que sufrió en el cuerpo, al parecer provocada por cangrejos que habitualmente tienen filosas pinzas, El titular de la Comisaría 39°, con asiento en El Cóndor, Darío Cravotta, narró a "Río Negro" que los agentes Mussi y Cerda tuvieron que hacer un esfuerzo tremendo para tratar de subirla a la canoa en el marco del rescate, el pasado sábado; tras varios días de búsqueda desesperada. Mencionó que en ese sector no pudieron entrar, por las características del terreno fangoso, los efectivos de la Prefectura Naval que tripulaban una moto de agua. La marisma de El Cóndor es una isla de unas 20 hectáreas, penetrada por pequeños riachos que con marea baja sólo pueden ingresar canoas. Con el agua en pleamar suele ser visitada por algunos aficionados a la pesca con lanchas, y motores potentes; la única forma de salir.

El fangal está compuesto por médanos humedos y pequeñas plantaciones de juncos. A esa zona, sólo ingresaban los jabalíes a tomar agua, pero resulta díficil que alguien pueda caminar por ese sitio. De acuerdo a los pocos balbuceos que Nadia pudo estructurar ante los rescatistas y en base a relatos de familiares que viven en la Toma del balneario El Cóndor, es que a la joven le gustaba caminar. Cravotta indicó que si bien no se puede reconstruir lo ocurrido, "todavía no sabemos qué ocurrió con un perro que la acompañaba, y entre lo poco que se sabe, es que posiblemente desconocía el lugar, al cruzar a un banco que la encerró el agua al crecer el mar, y buscó una salida para el lado del cangrejal".

La joven fue buscada afanosamente durante tres días por un nutrido grupo de policías incluyendo dos canes que perdieron el rastro en el derruido caserío que perteneció al Servicio Penitenciario Federal, a la altura del ingreso a la villa, y muy cerca donde ocupaba una vivienda de la Toma junto a sus familiares. La nueva esperanza para el grupo de rescatistas, según el comisario, fue una ojota encontrada por amigos del actual capataz de la estancia El Cóndor. El casco de la estancia se encuentra a unos 500 metros de la marisma y del inicio de los riachos que se bifurcan en el fangal. La decisión de internarse habría tenido como firme defensor al agente Cerda, hijo de un pescador de la zona, y cuyo padre en una anterior oportunidad le comentó que si algún día tenia que buscar a alguien; guíe su intuición hacia el terreno pantanoso.

Este uniformado también debió ser atendido en el hospital en virtud de que sufrió algunos dolores musculares como consecuencia del esfuerzo que debió realizar junto a su compañero Mussi, con quien escuchó los gritos de la joven antes de acudir en auxilio. Cravota señaló a este medio que hubo gran preocupación en la fuerza y "yo ya me creía que íbamos a estar de nuevo ante un caso similar al de (Daniel) Solano", el joven obrero salteño desaparecido en Valle Medio. "Cuando apareció la chica, nos pusimos a llorar"; concluyó.