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Crecen las necesidades básicas de las familias que concurren al CAAT 8

 En el barrio Nuestras Malvinas, al costado de la escuela Nº 315, funciona el CAAT Nº 8, es uno de los Centros de Atención y Articulación Territorial con los que cuenta el municipio. Su área de trabajo está compuesta por los barrios Nahuel Hue, Malvinas, Cooperativa 258, Pilar I y II, 106 Viviendas, 136 Viviendas, 60 Viviendas, Omega, El Maitén y Ushuaia.


Por Susana Alegría
salegria@elcordillerano.com.ar

El Cordillerano dialogó con Agustín Crespo quien hace 15 años se dedica a estas tareas, sumando experiencia y conocimiento sobre las necesidades de los vecinos, y los factores a tener en cuenta. Además, hace un análisis personal sobre diversas cuestiones.
El equipo del CAAT 8 está compuesto por Laura Moraga, Débora Córdoba, Aluminé Arce, Carina Antúnez, María Sánchez y Crespo, en junio se suman dos compañeros. Cada tres o cuatro años, los equipos van rotando a otros territorios, “ese cambio es positivo porque con el tiempo uno va conociendo los vicios de la tarea y eso no es bueno, cuando cambia llega gente con nuevas ideas, con otra trayectoria y le da una bocanada de aire al resto del equipo”, dijo Crespo.

Líneas de trabajo

Para dar una idea general de las tareas que realizan en los espacios, comentó que “dentro de la Secretaría tenemos cuatro ejes de trabajo que son similares en cada CAAT, hace aproximadamente ocho años hicimos una evaluación del plan de territorialidad, con vecinos, con gente que participa de los programas y de esa evaluación se llegó a la necesidad de empezar a unificar los lineamientos”.

Estos puntos en común son el Eje de Familias en Situación de Vulnerabilidad, de Adultos Mayores, de Jóvenes y Mesas de Concertación (Fortalecimiento de Organizaciones). Esta última también abarca las despensas comunitarias y grupos de compras.

Identificar los casos

“Ya está instalada en los barrios la existencia del CAAT y de los diversos programas a los que pueden acceder por eso los vecinos se acercan a solicitarlos, hay otras instituciones como el Centro de Salud, escuela, Desarrollo Social y equipo de Violencia de Provincia o Ecos Hueche y Al Margen, que proponen familias a visitar y evaluar para que sean futuros beneficiarios”, comentó.

“Con toda esa información se arma un gran padrón, hay que comenzar a hilar muy fino porque las necesidades son ilimitadas y el recurso es limitado”. En base a eso se definen las prioridades y estrategias para que esos ingresos generen una diferencia sustancial en la familia.

“No son programas de ingreso económico eternos, generalmente duran un año, para que durante ese tiempo puedan hacer un proceso por el cual luego no requieran más de la ayuda”, aclaró Crespo.

Como devolución a las familias que se ayuda se les pide que se reúnan semanalmente para la realización de actividades y talleres, orientados a una salida laboral. Asimismo en estas reuniones se tratan las problemáticas habitacionales. Esos acuerdos son individuales de acuerdo a las necesidades de cada familia, por ejemplo educación o salud.

Todo lo relacionado con el mejoramiento habitacional actualmente lo maneja la oficina del Instituto de Tierras y Viviendas que hay en el Malvinas. Además Norte- Sur es otra asociación que se ocupa de esos temas en el barrio.

Eje de Jóvenes

Dentro de este eje se manejan becas para los que están en edad escolar y otras no formales para los que quedaron fuera del sistema, con talleres de capacitación, “esto también lo articulamos con instituciones que trabajan con niños y jóvenes en nuestro territorio”, agregó Crespo.

Cuentan con diferentes talleres, los lunes el de nutrición, martes y jueves están las actividades del equipo de rugby -luego de los cuales comparten una comida-, los miércoles hay fútbol y los viernes un taller de artesanías en el Ruca Ché. Una variante de propuestas muy amplia para que cada joven elija la que le siente mejor.

Dar respuestas

Al momento de hablar con vecinos sobre las actividades de un CAAT en su territorio, hay quienes están inmensamente agradecidos o los que critican a más no poder. Teniendo en cuenta que responden solo de acuerdo a los recursos con los que cuentan, Crespo comentó “es muy difícil ser justo porque cuando uno toma una decisión seguramente hay gente que no está de acuerdo, si tengo dos personas y una sola bolsa de alimento, hay que elegir, pero esa elección no es al azar, sino teniendo en cuenta la información de las necesidades de las personas”. Esas decisiones las toman en conjunto en la Mesa de Concertación, para tener distintos puntos de vista de una misma situación.

Despensa Comunitaria

Las despensas comunitarias cumplen una función elemental en la economía de las familias beneficiadas. La que funciona en el CAAT 8 se llama Mercado Nehuen, cuenta con 60 familias y hace muy poco abrieron un anexo en el barrio El Pilar, sumando a 10 familias más. “Tenemos una lista de espera muy grande para ingresar a la despensa, pero toda decisión implica que alguien quede afuera, entonces tratamos de ser muy transparentes”, dijo. Comenzó a funcionar a mediados del año pasado y siguen viendo la manera de ampliar el cupo de inscriptos, “sumar más gente tiene que ser una decisión responsable, porque si no tenemos un aval, iría en desmedro de los beneficiarios actuales”.

Se trata de una compra mensual que tiene un costo de $300, compuesta por un kilo de queso, uno de aguja, uno de papas y uno de cebolla, cuatro paquetes de fideos, tres kilos de harina y uno de leche, dos kilos de arroz, levadura, lavandina, papel higiénico, jabón, puré de tomates y arvejas, alrededor de 30 productos que por esa suma ayuda mucho a la economía del hogar.

Este año se ha incrementado la cantidad de gente que quiere ser beneficiaria de la Despensa Comunitaria, esto sucede en otros barrios también, “acá tenemos el caso puntual del quiebre de Planobra, son muchos los obreros que quedaron sin trabajo”, agregó Crespo.
Con esta gente en especial, están viendo la manera de implementar algún programa estructural que aborde la problemática alimenticia, son momentos muy difíciles y por eso intentan estar a la altura de las necesidades.

Registro de necesidades

De todas las atenciones a las familias, se va realizando un registro de necesidades y de beneficiarios, información que forma un padrón único en el municipio, lo que ayuda a reconocer cada caso que se está atendiendo. “Se sabe que las estrategias de supervivencia de la gente a veces le ganan al sistema, de esta manera se consulta allí y se sabe la situación y la ayuda que están recibiendo”.

Articular con los vecinos

Desde el CAAT reconocen que es imposible conocer cada caso de necesidad dentro del territorio que abarcan, de allí la importancia de trabajar de manera articulada con otras instituciones de los barrios. Crespo al respecto agregó “contamos con espacios en las mesas de concertación para escuchar a los vecinos, por eso les pedimos que en lugar de comentar los problemas entre sí, se acerquen, participen y entre todos buscar soluciones”, esto incluye obviamente, a la actividad en las redes sociales. Involucrarse siempre suma.


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