En Bariloche, el esquí no encuentra barreras

 La propuesta comenzó hace ya 23 años de la mano de dos mujeres que tuvieron una idea: darle la posibilidad de esquiar a personas con diferentes discapacidades físicas o mentales.

La iniciativa de estas dos instructoras de esquí, Virginia de Vita y Reni Viaene, tomó tal impulso que hoy, un grupo de siete voluntarios participan de la Fundación Desafío Bariloche, haciendo posible que alrededor de 100 personas con discapacidades puedan esquiar cada temporada de invierno en el cerro Catedral.

Personas parapléjicas, cuadripléjicas o ciegas. Todos pueden esquiar. El esquí adaptado no encuentras barreras en Bariloche.

La demanda proviene no sólo de la ciudad sino también de otros puntos del país y del exterior. Sucede que más allá del desafío, no hay propuestas gratuitas en el mundo que estén pensadas para quienes no afrontar semejante gasto.

“Hay gente que nunca había imaginado siquiera la posibilidad de esquiar. La experiencia es tan intensa que cada vez, más personas se contactan con nosotros. A quienes pueden, pedimos una colaboración a voluntad que nos permite sostener el programa y garantizarlo a aquellos que no pueden pagar”, explicó Viaene.

Cada temporada, las mujeres analizan caso a caso y evalúan qué dispositivos utilizar ante cada discapacidad. El monoesquí y biesquí se practican sentados, también hay andadores y tres huellas (para personas con miembros inferiores afectados). Muchas de estas herramientas con que cuenta hoy la fundación fueron donaciones de personas anónimas.

Victoria, de 15 años, tiene una discapacidad motora y esquía desde los 4 años. “Es algo maravilloso. Nunca creí que iba a poder esquiar y vengo todos los años. De hecho, ahora estoy empezando a hacer snowboard”, confió la joven.

Por lo general, cada esquiador requiere de tres acompañantes. “Para nosotros, lo más importante es la seguridad. Hay personas cuadripléjicas, paralíticas o ciegas y, tenemos que prever que nadie las choque. Uno de los voluntarios debe ir adelante, cuidando que nadie se nos cruce”, indicó esta instructora de esquí.

El trabajo es a pulmón. Fuera de temporada, los integrantes de la fundación aprovechan para realizar campañas a fin de juntar ropa adecuada y organizan torneos de golf anuales para recaudar fondos. En época invernal, se pide la colaboración de agencias de transporte y los pases para las personas con discapacidad son provistos por la empresa Catedral Alta Patagonia.

“Vale la pena. Para nosotros, nuestro mejor pago es la sonrisa y los ojos bien abiertos de los chicos que no pueden creer lo que están haciendo. Nos llena de orgullo. Cuando te cruzás a los chicos en cualquier lado, nos preguntan cuánto falta”, señaló Viaene.