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López, el cerro regalado

 El paraíso luce en toda su anchura desde allá arriba, a 2.075 metros sobre el nivel del mar. El cerro deslumbró al perito Moreno cuando lo escaló y bautizó en honor al autor del Himno nacional. ¿Quién no ha capturado la postal del López entre las recorridas del clásico Circuito Chico de Bariloche?

La soberbia mole montañosa, que mira al Llao Llao, Colonia Suiza y a los lagos Moreno y Nahuel Huapi, fue siempre una utopía realizable para pioneros visionarios y ciertos desarrolladores inmobiliarios. Imaginaban al cerro López como un centro de esquí tan activo y deseado como el Catedral. Las condiciones parecían inmejorables 50 años atrás: cercanía con la ciudad, paisaje único y nieve que se creía más perdurable. La opción perfecta para los fanáticos del esquí que padecían la saturación del único complejo invernal existente.

El apetito inmobiliario de convertir al López en pistas blancas rodeadas de coihues, cipreses y ñires, asistidas por una infraestructura de medios de elevación (155 telecabinas), confiterías, una aldea andina al pie y restaurante en Punto Panorámico, sedujo a funcionarios y congresistas nacionales y rionegrinos.

Embelesados por la propuesta de un empresario al despuntar los 60, los políticos terminaron regalándole la cúspide del cerro López a este emprendedor que no construyó absolutamente nada en 30 años de concesión, ni fue sometido a rendiciones de cuentas.

Así lo pudo determinar "Río Negro" tras analizar una maleza de leyes, decretos y declaraciones de interés. Estas normas son las que permitieron que hoy la empresa Olympus SA -medio siglo después de pergeñar su proyecto- sea formalmente la poseedora de la cima del López, que era de Parques Nacionales y fue transferida por el dictador Videla a la provincia de Río Negro a título gratuito bajo la condición de que se haga un centro de esquí en ese cerro. Y con tal premisa el exgobernador Osvaldo Álvarez Guerrero, cuando expiraba su mandato, se la entregó a Olympus en una concesión por 30 años, que vence en enero del 2018.

Olympus ya era dueña de buena parte de los faldeos del López. La empresa fue comprada hace ocho años por un grupo empresario que integran un multimillonario norteamericano y el sobrino de un empresario secuestrado y desaparecido desde 1988. Estos últimos tenían el ambicioso plan de hacer una cancha de golf de 18 hoyos, hoteles y un loteo para residencias de gran categoría. Todo en 550 hectáreas. El proyecto de desarrollo de la montaña finalmente lo desecharon y el plan inmobiliario de la parte baja del López lo congelaron.

A estas alturas, casi nadie se acuerda del regalo de la cima del cerro. Pero las leyes que lo permitieron no fueron derogadas ni cayeron en desuso: están vigentes.

Veamos cómo Nación y provincia perdieron de vista la cresta del cerro, hechizados por un espejismo.


La cumbre rocosa del cerro es la característica más apreciada por los escaladores. Allí se pensaba colocar las torres superiores de los medios de elevación y una confitería, ambos proyectos fallidos.
Un tortuoso sendero para obtener el "sí"

El primero que se entusiasmó con el proyecto para hacer del López un gran complejo invernal fue Francisco Manrique, exministro de Bienestar Social de las dictaduras de Levingston y Lanusse, también llamado "Pepe Prode".

Se lo había "vendido" con entusiasmo Jaime Bentolila, quien en 1961 había adquirido varias tierras bajas de la montaña, pero también necesitaba la cumbre y los faldeos más altos (437 hectáreas), aunque fueran rocosas, para poder instalar una confitería y las torres superiores de los medios de elevación que acercaran los esquiadores a las pistas imaginadas cerca de La Hoya, un glaciar prometedor por ese entonces.

El problema era que la cima pertenecía a la Reserva Nacional Nahuel Huapi. Así no se podía.

El "lobby" para lograr las tierras anheladas duró nada menos que 27 años.

• Primero Olympus consiguió que la Municipalidad de Bariloche aprobara una ordenanza (Nº 17 del año 1965) que declaraba de interés comunal el proyecto del complejo turístico. En 1971, un decreto provincial incluyó al plan dentro del régimen de promoción económica. En 1975, otra ordenanza avaló modificaciones de fraccionamiento pedidas por Olympus, pero le advirtió que el sistema de cable carril "deberá ser puesto en marcha en 36 meses". Si en 18 meses las obras no hubieran sido iniciadas, la Municipalidad revocaría los cambios.

• Pero ¿cómo -se preguntaba Bentolila- podría hacerse un medio de elevación si en la cima no podía poner las torres porque las tierras eran de Parques? El municipio creía que la solución era fácil, ya que la ordenanza del 75 autorizaba obras de infraestructura en un radio de 1.500 metros por fuera de los límites de la propiedad de Olympus. Pero no; se necesitaba una ley del Congreso nacional para desafectar las tierras de Parques, pasarlas a la provincia y después sí concederlas a la empresa.

• Eso ocurrió finalmente durante la gestión Videla. En el otoño de 1981 salió la ley 22459: "El presidente de la Nación sanciona y promulga con fuerza de ley" la desafectación de la cima del López y su transferencia "a título gratuito" a la provincia de Río Negro, bajo la condición de que se construya "en un plazo de 10 años" un centro de deportes invernales "para atender no menos de 2.000 esquiadores por hora". Para ello debían redefinirse los límites del Parque Nacional y obligar a la provincia a que "vele para que no se produzcan alteraciones ecológicas" en el área desafectada. También la ley castrense advertía que si la provincia no cumplía con los plazos otorgados para la obra, se revocaría directamente la transferencia.

• Con la ley en la mano firmada por la tríada Videla-Harguindeguy-Martínez de Hoz, el camino parecía totalmente allanado. El 28 de agosto de ese mismo 1981, el gobernador de facto Julio Acuña firmó la ley 1531 por la cual se acepta la donación.

• Unos años antes, el Concejo barilochense había dado más plazo a la firma para las obras (ordenanza Nº 21 de 1977), pues veía que se aletargaban a la espera de estas herramientas claves de cesión de tierras.

• Entra a tallar entonces el gobierno democrático. Así fue que, en 1985, Álvarez Guerrero primero declara -vía decreto Nº 20-el interés público de la construcción de un centro de deportes invernales en el cerro López. Y pocos días antes de irse redacta el decreto (Nº 2369/87) que tanto esperaba Jaime Bentolila: el otorgamiento en concesión por 30 años a la firma Olympus "de la cresta rocosa del cerro López". Prometía que, cuando funcionase el centro de esquí, le transferiría esas tierras a la concesionaria. Para ese entonces, Manrique (devenido en secretario de Turismo de la gestión Alfonsín y autor de campañas tan pegadizas como "Argentina te quiero") vuelve a expresarse con más contundencia a favor del proyecto Olympus, declarándolo de interés nacional.

• Un año más tarde, el nuevo gobernador Horacio Massaccesi firmaba otro decreto (2607/88) para sumar a la concesión de Olympus la obra "restaurante pórtico", a construirse sobre el lugar donde los turistas indefectiblemente se paran en el Circuito Chico y donde aún nada se les ofrece: el Punto Panorámico, cuyas tierras son militares.

• Y llegó el día supuestamente más importante. El 11 de noviembre de 1988 Massaccesi suscribió el contrato de concesión de la cumbre del López para el eterno proyecto de complejo invernal. Habían pasado 27 años desde que se concibió la idea y 13 desde que se había establecido el compromiso de iniciar las obras. En ese pomposo acto estaba presente un inversor suizo que se sumaba al proyecto: Hans Ruedi Bumnn. El gobernador criticaba a la "sociedad enferma" que demoraba en concretar proyectos así. Imaginaba, ahora así, una "transformación". "No sólo se necesitan buenas ideas, sino expresarlas en realizaciones concretas", se jactaba. Entonces se fijaron plazos "concretos": en mayo de 1995 debían estar listas las telecabinas y en mayo de 1996 la estación superior, confiterías, sanitarios y el restaurante de Punto Panorámico.

El cuento de la buena pipa

Pasaron los años y nada. En 1991 se cumplieron los 10 años exigidos por Nación para concretar el centro de esquí. Y en 1994 algunos diputados comenzaron a inquietarse, como el barilochense Rubén Dalto que mocionó desde la Legislatura una comunicación a los congresales nacionales para prorrogar los plazos de la ley 10 años más como mínimo.

El cuento de la buena pipa del cerro López se mantenía incólume en 2002. Tan es así que el actual presidenciable Daniel Scioli, por entonces secretario de Turismo y Deporte de la gestión Duhalde, todavía hablaba con entusiasmo del proyecto del cerro y le ponía aditamentos: pistas, telecabinas, mirador, confitería, refugio, tren... Fue cuando presentó ambiciosos proyectos que incluían el de Olympus, al que le adjudicaba una inversión de 3.272.000 pesos (el país acababa de salir de la convertibilidad).

¿Cuándo se comenzó a apagar la llama de complejo López? En 2003. En esa época, languidecía la idea en razón de que se observaba cómo el resto glaciario de La Hoya -que daba fundamento al López como centro de esquí con nieve más duradera- iba disminuyendo seriamente desde la década de los 90. Por entonces comenzaba a hablarse de otra alternativa al Catedral: el cerro Blanco, ubicado detrás del Ventana y con acceso por Ruta 40 (ex 258), a 14 kilómetros de la ciudad de Bariloche.

Pero una cosa es que se pierda interés en una inversión, y otra muy distinta que la provincia pierda el control sobre tierras tan valiosas como las del entrañable López, por más rocosas que sean.


Infografía.
El fin del proyecto: décadas y tierras perdidas

Hoy Olympus tiene otras caras visibles. Jaime Bentolila y su socio Renato Cattelani vendieron la empresa en el 2007 a una sociedad mixta integrada por capitales argentinos y canadienses. Se trata de casi los mismos desarrolladores de Dos Valles, conocida en Bariloche por el desarrollo de un barrio cerrado de 400 hectáreas ubicado a la vera de la Ruta 40 y al lado de los barrios Pilar I y II. Motorizaban el emprendimiento Alejandro Milhas (quien hoy parece apartado de la sociedad), Marcos Clutterbuck (sobrino del empresario secuestrado y desaparecido en 1988) y el barilochense Sergio Mendiburu.

Olympus ha quedado en manos de Clutterbuck, el multimillonario texano Tom Hicks y un par de accionistas más.

Estos últimos, apenas adquirieron Olympus, desecharon el plan del centro invernal por inviable y se concentraron en otro proyecto ambicioso: el Jack Nicklaus Golf Club Patagonia, de 18 hoyos con hoteles y residencias. El problema era que iba a estar enclavado en zonas de controversia ambiental, pues incluía bosque nativo, mallines (humedales) y áreas rocosas de pendientes pronunciadas. Estaba cantada la disputa con el área de Planeamiento y Medio Ambiente del municipio, que lo rechazó en junio de 2009.

No es el único emprendimiento pensado en las inmediaciones del cerro López. También Estancias de la Patagonia SA planificó un hotel cinco estrellas en Circuito Chico de casi 10.000 metros cuadrados (62 habitaciones en seis pisos) con acceso a las costas del lago Moreno y alcance hasta la ladera del López, cruzando la Ruta 77. También quedó en la nada.

El proyecto golfístico de Olympus finalmente ingresó al freezer. "No fue abandonado", aseguraron fuentes de la empresa a este diario. "Sólo está a la espera de mejores tiempos económicos y políticos".

La misma fuente dijo desconocer que Olympus mantuviese la tenencia y concesión de la cumbre del cerro López, como indican las evidencias recogidas por "Río Negro". Está convencido de que esa área rocosa es de Parques Nacionales.

Pero los documentos son inapelables:

• La ley 22459 que transfirió la cima del López a la provincia se mantiene vigente en el Sistema Argentino de Información Jurídica (SAIJ), dentro de la lista de leyes delegantes anteriores a 1994 del Congreso de la Nación, si bien se acota que "las circunstancias relevadas en la norma sugieren que debiera estar el 'objeto cumplido' ".

• La ley rionegrina 1531 que acepta la donación figura en el Digesto Jurídico en carácter de "permanente y de objeto cumplido".

• Los decretos provinciales 2369 (que otorga la concesión por 30 años) y 2607 (que amplía los términos de la concesión), no están incluidos en la lista de derogados ni "abrogados por desuetudo" (cuando la norma caduca por inobservancia social y jurídica o por falta de aplicación al no darse las condiciones jurídicas).

En definitiva, el cerro sigue perteneciendo a Olympus.

E igualmente grave: el contrato de concesión de la provincia a esa firma, refrendado en 1988 entre Massaccesi y los empresarios, jamás ha tenido verificaciones de cumplimiento de obras, sanciones por incumplimiento, ni mucho menos se amagó su rescisión para acometer un proceso de adjudicación transparente.


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