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Masiva movilización en reclamo por recursos para las universidades

 Desde los susurros de la historia que hablan de los antiguos pobladores de estas tierras hasta las modernas aulas del siglo XXI, la travesía de la educación pública en Argentina es un relato de tenacidad y transformación.

En un acto sin precedentes de unidad y demanda colectiva, miles de personas abarrotaron el Centro Cívico de Bariloche y sus alrededores, en una manifestación que se extendió por más de seis cuadras, para exigir al Gobierno de Javier Milei un aumento en el financiamiento de las 36 universidades nacionales del país. Fue, quizás, una de las manifestaciones más convocantes que hubo en la ciudad.

La protesta se detonó tras la decisión del Poder Ejecutivo de prorrogar el presupuesto del año anterior, una medida que, combinada con una inflación anual que alcanza el 270% y un acumulado del 60% solo en los primeros cuatro meses de 2024, ha diluido significativamente los fondos destinados a la educación pública superior.

Con pancartas, bombos y cánticos que resonaban como "a ver, a ver quién dirige la batuta, los estudiantes o el gobierno que no escucha", los manifestantes, compuestos por estudiantes, docentes, trabajadores no docentes, sindicatos y miembros de la sociedad civil, así como representantes de la oposición política, se unieron bajo la consigna “En defensa de la universidad pública”.

Uno de los puntos críticos articulados en los discursos dados en la plaza central fue la amenaza sobre el boleto estudiantil universitario, vital para el acceso continuo y equitativo a la educación. “Nos preocupa que todos los comienzos de año, se ponga en duda su continuidad, que sea lo primero que se busca recortar frente a la quita de subsidios provinciales y nacionales”, expresaron los líderes de la manifestación. Además, la falta de ajuste en los sueldos para los trabajadores docentes y no docentes y las amenazas de recorte a las becas Progresar fueron otros de los puntos fuertemente criticados.

La protesta también destacó la afectación directa sobre programas esenciales como los comedores universitarios, las residencias y las becas de ayuda económica, los cuales están viendo comprometida su continuidad ante el congelamiento del presupuesto.

En un eco a la histórica Reforma Universitaria de 1918, los manifestantes concluyeron: “Como en 1918, acá estaremos defendiendo y luchando por la universidad pública, laica y gratuita.”

 

Historia de la educación pública en Argentina

La educación pública argentina, es un viaje que comienza en los tiempos precoloniales, cuando las comunidades indígenas transmitían sus conocimientos de generación en generación, enseñando a los jóvenes a leer el cielo y la tierra, preservando lenguas y tradiciones en el susurro del viento y la quietud de la pampa.

Con la llegada de los colonizadores y la instauración del régimen colonial, este sistema educativo autóctono enfrentó la imposición de un nuevo orden. Las misiones religiosas, especialmente desde principios del siglo XVII, se erigieron como los primeros baluartes de una educación formal, dominada por las órdenes de franciscanos, dominicos y más tarde, jesuitas. Estos últimos, con una visión más sistematizada, establecieron una red de colegios y universidades que buscaban no solo evangelizar, sino también instruir en artes y ciencias a los hijos del virreinato.

El año 1610 marcó un punto de inflexión con la fundación del primer colegio secundario en Santa Fe "la Vieja". Tres años más tarde, la Universidad de Córdoba se levantaba como el faro de la educación superior en el territorio, aunque con un currículo que privilegiaba la formación eclesiástica sobre la civil. La educación de las mujeres, relegada a las enseñanzas domésticas, reflejaba una estructura social que subestimaba su papel en la esfera pública.

La expulsión de los jesuitas en 1767 dejó un vacío que ni los esfuerzos de los franciscanos pudieron llenar completamente. En este contexto, figuras como Manuel Belgrano emergieron, promoviendo la educación técnica y profesional como pilares para el desarrollo y la independencia económica del país.

Los tumultuosos tiempos de la Revolución de Mayo y la subsiguiente guerra de independencia pusieron a prueba estos incipientes esfuerzos. No obstante, con la llegada de la década de 1820, Buenos Aires experimentó un resurgimiento en su enfoque educativo, adaptando el sistema lancasteriano y fundando la Universidad de Buenos Aires, un bastión de ideas y debates que alimentarían el crecimiento intelectual de la nación.

El gobierno de Juan Manuel de Rosas fue contradictorio para la educación: entre la reapertura y la nueva expulsión de los jesuitas, y la eliminación de la gratuidad en los niveles secundario y universitario, mostró que los avances educativos aún estaban atados a las fluctuaciones políticas.

La era de la Organización Nacional trajo consigo un florecimiento educativo sin precedentes. Líderes como Urquiza, Mitre, Sarmiento y Avellaneda vieron en la educación un motor esencial para el progreso. Bajo sus administraciones, la educación primaria se extendió también a las niñas, se crearon miles de escuelas y se redujo drásticamente el analfabetismo.

El cambio de siglo presenció la expansión de las universidades y la integración de los inmigrantes a través de la educación, un esfuerzo que reflejaba el espíritu de una nación que se veía a sí misma como un crisol de culturas. La Reforma Universitaria de 1918, con su énfasis en la autonomía y la gratuidad, reformuló el paradigma de la educación terciaria, colocando a Argentina como referente en América Latina.

Sin embargo, el final del siglo XX y el comienzo del XXI presentaron nuevos desafíos: la privatización creciente y las recurrentes crisis económicas impactaron negativamente en la calidad y accesibilidad de la educación pública. La lucha continua, entre avances y retrocesos, refleja el espíritu indomable de un país que, a pesar de las adversidades, no cesa en su empeño por cultivar la mente y el espíritu de sus futuras generaciones.

En este contexto, el martes 23 de abril, se llevó a cabo una gran manifestación federal en defensa de la educación pública, demostrando el compromiso inquebrantable de la sociedad con su legado educativo. Miles de personas se congregaron en el Centro Cívico de Bariloche y en diferentes puntos del país, levantando la voz en un claro mensaje de apoyo a la educación como derecho fundamental y pilar de la democracia y el desarrollo. (ANB)


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