Negocios en la Costanera a cambio de obras

 El intendente Gustavo Gennuso entregará parte de las tierras fiscales de la Costanera de Bariloche para montar "pequeños comercios", restoranes o quioscos. A cambio, obtendrá fondos para mejorar el paseo o pedirá obras a los concesionarios. La idea es cambiarle la cara al recorrido por una postal única, sin invertir un peso de recursos municipales.

No hay solución para la Costanera que no comprenda al puerto San Carlos, cuya concesión fue rescindida por el gobierno anterior de María Eugenia Martini. La estructura tiene tres comercios, que pagan alquiler, antes al privado y ahora al municipio: un espacio de conciertos de rock, una pista de patinaje y el bar que está ubicado fuera del puerto, por la avenida Juan Manuel de Rosas.

Los contratos de estos tres alquileres están a punto de vencer. La idea del intendente es obtener también a cambio de la renovación obras en el corredor o en el mismo puerto.

La Costanera de Bariloche es un paseo único. El lago, los cerros y la profundidad del paisaje cordillerano cautiva a turistas y locales, y atrae además a deportistas. Pero la orilla luce abandonada desde hace años, con vegetación desbordada, residuos y hasta turistas que instalan carpas, con la complicidad de la maleza. Las veredas y las calles precisan inversiones que, por su proporción, se alejan de las posibilidades de financiamiento municipal.

Gennuso dijo que este esquema le permitirá mejorar el paseo sin que sea la solución integral.

Los comercios que se montarán allí serán pequeños, dijo Gennuso. Y estarán ligados a la gastronomía. La idea es poder llegar al verano que viene con la estructura en funcionamiento y buena parte del corredor, remozado.

El intendente, que está a punto de cumplir dos meses en la gestión, dijo además que el 18 de febrero, en la apertura de las sesiones ordinarias del Concejo, anunciará los detalles del nuevo pliego de licitación del servicio de colectivos, hoy en manos, de modo precario, de Transporte Las Grutas y Autobuses Santa Fe.

Y en cinco o seis meses dará a conocer su plan para la construcción de una nueva terminal de ómnibus. La actual estructura es la peor bienvenida para el turismo, aunque en ese puesto compite contra el estado de la ruta de acceso a la ciudad desde el norte.

Mientras tanto, el intendente sigue esperando que el gobierno nacional gire el aporte del tesoro comprometido hace un mes. La provincia ya envió su salvavidas, un adelanto de coparticipación a devolver durante el año; el déficit por ahora se cubre con asistencia bancaria.