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A tres años de la erupción del volcán Puyehue, Bariloche está de pie
Se cumplen hoy 3 años de la erupción del Volcán Puyehue, en la cordillera de Los Andes, aquel día negro donde Bariloche y Villa la Angostura quedaron a oscuras a las 5 de la tarde. Fueron meses de vivir entre cenizas, con el aeropuerto cerrado y la economía local que se desplomó. Hoy el panorama es muy distinto. Fotos de Chiwi Giambirtone.
Es que la erupción del volcán ubicado entre la región de Los Ríos y la región de Los Lagos, en Chile, afectó principalmente a Villa La Angostura y a Bariloche, y ambas ciudades quedaron cubiertas por las intensas capas de cenizas.
La erupción del volcán Puyehue fue la de mayor magnitud que afectó en 10.000 años el área de argentina y la correspondiente región chilena.
Las consecuencias fueron terribles. Varios meses viviendo entre cenizas, polvo y mascarillas. Paleando arena volcánica de todos lados. La economía local se derrumbó y no hubo temporada de invierno ni de verano.
La ciudad debió una vez más, ponerse de pié y requirió de la ayuda de todos. Las primeras horas fueron las más terribles, sin luz y juntando agua, con gente desesperada buscando barbijos. Además, del cuidado de mascotas , adultos mayores y gente con problemas respiratorios.
El temor y la incertidumbre provocaron que los vecinos vaciaran de agua y alimentos las góndolas de los mercados; en un amplio radio entre Neuquén y Chubut obligó a interrumpir los vuelos y cortó por momentos el tránsito en la ruta nacional 40.
El sábado 4 de junio de 2011, alrededor de las 15, se abrió una fisura en el cordón volcánico Caulle, junto al volcán Puyehue, a unos 90 kilómetros al noroeste en línea recta de Bariloche y 40 kilómetros al oeste de Villa La Angostura.
La efusión consistió en "una colada de lava viscosa" que brotó del volcán y cayó por la ladera oeste, fluyendo por un canal de aproximadamente 50 metros de ancho por 100 metros de largo. Asimismo, continuaba la actividad sísmica a un promedio de dos sismos por hora, con señales de "tremor" por momentos de gran intensidad.
Poco después el cielo de la zona se cubrió completamente, se hizo de noche y comenzó a caer del lado argentino de la frontera toneladas de arena y cenizas volcánicas.
El paso a paso
En Bariloche, a las cuatro de la tarde de aquel sábado frío y soleado, el cielo se empezó a cerrar, comenzaron a caer “granizos” de arena y luego se hizo de noche. No había avisos previos del gobierno municipal ni de Defensa Civil, por lo que la gente salió desesperada a abastecerse de todo lo que podía, sobre todo de agua.
Muchos alcanzaron a tapar sus vehículos porque las piedras que caían eran cada vez más grandes.
La noticia empezó a circular, era lo único que pasaban los noticieros. Todos tenían una versión distinta de lo que había que hacer, que pasaría con los servicios, cuánto duraría, etc. Además, se desató una tormenta eléctrica, lo que hizo más dramática la situación.
Cerca de la medianoche, cesó la caída de arena y la ciudad quedó en silencio bajo unos 15 centímetros de ceniza volcánica. La mañana del día siguiente pareció un domingo nevado, pero en vez de blanco, todo estaba teñido de un gris opaco.
Lo demás es historia conocida, muchos negocios cerraron, el gobierno nacional debió asistir de diferentes formas a la Municipalidad y lo más emocionante: las campañas “Bariloche mi casa”, donde los vecinos se auto convocaron a limpiar las veredas y calles de la ciudad.