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Aseguran que hay unos 70 volcanes activos en la cordillera y no son controlados en forma efectiva
Las cenizas constituyen el mayor riesgo para la población de Argentina, ya que a diferencia de Chile no hay grandes centros poblacionales cerca de los cráteres, aunque sí un complejo turístico reconocido en Caviahue-Copahue (Neuquén). "El cordón Caulle-Puyehue está activo, en proceso de erupción y el resto de los volcanes en alerta verde 1 o 2 (baja). A lo largo de los Andes, en las latitudes de la Argentina y Chile, hay unos 70 volcanes activos, algunos compartidos en la zona limítrofe", dijo Alberto Caselli, director del Grupo de Estudio y Seguimiento de Volcanes Activos del Instituto Estudios Andinos (UBA-Conicet). "Las hipótesis de peligrosidad son la caída de cenizas y la posibilidad de aludes en zonas de mayor acumulación, por deshielo o precipitaciones fuertes. Si el volcán está en la región limítrofe con Chile y hay pobladores cerca, aumenta, con hipótesis ajustadas a cada volcán", explicó.
Según el experto, aún no son vigilados como se debiera, aunque Chile hizo "un esfuerzo importante" a partir de la erupción del Chaitén en 2008 y "monitorea parcialmente" los volcanes andinos por medio de su Servicio de Geología y Minería (Segemar).
"Para monitorear un volcán activo hay que instalar una red de al menos tres sismómetros, que funcionen en tiempo real y hacer un seguimiento de fumarolas y aguas termales para detectar cambios en la composición. Lo óptimo sería monitorear también la deformación de los volcanes", aclaró.
"Nuestro grupo -aseguró- es el único del país que trabaja en forma multidisciplinaria y realiza este tipo de estudios y se están formando jóvenes investigadores para actuar en estos casos".
Patricia Sruoga, vulcanóloga del Servicio Geológico Minero (Segemar) dijo que aún no se dispone de un inventario de los volcanes activos "por el déficit de estudios que determinen el estado del volcán". "Es muy probable que haya otros “Chaitén” en la Cordillera, volcanes sin actividad histórica comprobada y que súbitamente se despierten", admitió.
Reveló que "en el Segemar llevamos adelante estudios básicos de peligrosidad volcánica y se han identificado unos 30 volcanes con registro de algún tipo de actividad en los últimos 10.000 años".
"El segmento más peligroso coincide con Mendoza y Neuquén, ya que en las proximidades del límite Argentina-Chile hay volcanes de alta explosividad potencial como el Descabezado Grande-Quizapu, Maipo, Planchón-Peteroa, Llaima, Copahue y Cordón Caulle".
Según Sruoga, "los únicos volcanes en la Argentina bajo monitoreo son el Copahue y el Planchón-Peteroa, mientras que el Observatorio Volcanológico chileno realiza monitoreo permanente de varios".
Ese observatorio de Chile "informa con un sistema de alerta por colores tipo semáforo con el fin de prevenir reactivaciones. Esa información es valiosísima para la Argentina y permite prepararse con anticipación", detalló.
Víctor Ramos, director del Laboratorio de Tectónica Andina de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, dijo que "en los Andes del sur la mayor parte de los volcanes está en Chile, pero las cenizas que eventualmente pueden emitir llegan por los vientos dominantes a la Argentina", explicó.
"Los volcanes más cerca de Mendoza tendrían más problemas, pero el último importante que entró en erupción fue el Quizapu en 1932. Otra erupción como esa sería un desastre", advirtió. Según Diego Winocur, docente de Geodinámica Exógena en el Departamento de Ciencias Geológicas de la UBA, si bien se considera activo cualquier volcán con actividad en los últimos 10.000 años, se pueden dividir en tres tipos.
Verdaderamente activo es el que registró erupciones entre los últimos 10 a 30 años. Latente, el que evidencia actividad reciente o hay registros de actividad histórica. El durmiente no tiene actividad histórica conocida ni existen evidencias morfológicas de actividad reciente, pero sí durante el Holoceno (posglaciar).
"Hay alrededor de 40 volcanes activos del lado argentino y otros 60 del chileno con registros históricos, ambos con incidencias en nuestro territorio por el accionar de los vientos desde el oeste. La peligrosidad dependerá del monitoreo de cada uno", aseguró.
Según el experto, aún no son vigilados como se debiera, aunque Chile hizo "un esfuerzo importante" a partir de la erupción del Chaitén en 2008 y "monitorea parcialmente" los volcanes andinos por medio de su Servicio de Geología y Minería (Segemar).
"Para monitorear un volcán activo hay que instalar una red de al menos tres sismómetros, que funcionen en tiempo real y hacer un seguimiento de fumarolas y aguas termales para detectar cambios en la composición. Lo óptimo sería monitorear también la deformación de los volcanes", aclaró.
"Nuestro grupo -aseguró- es el único del país que trabaja en forma multidisciplinaria y realiza este tipo de estudios y se están formando jóvenes investigadores para actuar en estos casos".
Patricia Sruoga, vulcanóloga del Servicio Geológico Minero (Segemar) dijo que aún no se dispone de un inventario de los volcanes activos "por el déficit de estudios que determinen el estado del volcán". "Es muy probable que haya otros “Chaitén” en la Cordillera, volcanes sin actividad histórica comprobada y que súbitamente se despierten", admitió.
Reveló que "en el Segemar llevamos adelante estudios básicos de peligrosidad volcánica y se han identificado unos 30 volcanes con registro de algún tipo de actividad en los últimos 10.000 años".
"El segmento más peligroso coincide con Mendoza y Neuquén, ya que en las proximidades del límite Argentina-Chile hay volcanes de alta explosividad potencial como el Descabezado Grande-Quizapu, Maipo, Planchón-Peteroa, Llaima, Copahue y Cordón Caulle".
Según Sruoga, "los únicos volcanes en la Argentina bajo monitoreo son el Copahue y el Planchón-Peteroa, mientras que el Observatorio Volcanológico chileno realiza monitoreo permanente de varios".
Ese observatorio de Chile "informa con un sistema de alerta por colores tipo semáforo con el fin de prevenir reactivaciones. Esa información es valiosísima para la Argentina y permite prepararse con anticipación", detalló.
Víctor Ramos, director del Laboratorio de Tectónica Andina de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, dijo que "en los Andes del sur la mayor parte de los volcanes está en Chile, pero las cenizas que eventualmente pueden emitir llegan por los vientos dominantes a la Argentina", explicó.
"Los volcanes más cerca de Mendoza tendrían más problemas, pero el último importante que entró en erupción fue el Quizapu en 1932. Otra erupción como esa sería un desastre", advirtió. Según Diego Winocur, docente de Geodinámica Exógena en el Departamento de Ciencias Geológicas de la UBA, si bien se considera activo cualquier volcán con actividad en los últimos 10.000 años, se pueden dividir en tres tipos.
Verdaderamente activo es el que registró erupciones entre los últimos 10 a 30 años. Latente, el que evidencia actividad reciente o hay registros de actividad histórica. El durmiente no tiene actividad histórica conocida ni existen evidencias morfológicas de actividad reciente, pero sí durante el Holoceno (posglaciar).
"Hay alrededor de 40 volcanes activos del lado argentino y otros 60 del chileno con registros históricos, ambos con incidencias en nuestro territorio por el accionar de los vientos desde el oeste. La peligrosidad dependerá del monitoreo de cada uno", aseguró.