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Bariloche conmemora 30 años del histórico Abrazo al Limay

 El 8 de octubre de 1995 quedó grabado en la memoria de Dina Huapi y San Carlos de Bariloche como una de las jornadas más significativas de su historia reciente.
Ese día, miles de vecinos se reunieron para abrazar simbólicamente al río Limay, en una demostración multitudinaria de defensa ante una amenaza concreta: la construcción de la represa Segunda Angostura, proyectada para modificar el caudal del río y abastecer de energía a las centrales aguas abajo.

“Fue una lucha que empezó sin banderas políticas ni nombres propios. Queríamos defender nuestro lugar, lo que hoy es un paraíso, y que entonces estaba en riesgo”, recordó Hugo Guillermo Brockehof, uno de los vecinos que participó de la histórica jornada.

Una comunidad movilizada

A principios de los 90, la iniciativa del Gobierno Nacional para construir la represa fue presentada como una obra estratégica para generar energía. Sin embargo, los habitantes de la región pronto advirtieron que el impacto ambiental sería irreversible.
“Era una represa de unos 125 metros de altura, muy fácil de hacer y barata, pero ecológicamente hubiera sido un desastre. El Nahuel Huapi habría subido un metro, se rompía un equilibrio natural de millones de años”, explicó Brockehof en diálogo con el programa Ideas Circulares, al recordar las primeras reuniones vecinales donde comenzaron a circular los estudios de impacto ambiental.

La preocupación se extendió rápidamente. “No teníamos redes sociales ni teléfonos inteligentes. Todo se organizó a pulmón, con volantes, cartas y encuentros en los barrios”, contó.

Escuelas, clubes, comunidades rurales y organizaciones locales se sumaron al llamado. “Fue increíble cómo respondió la gente. Éramos vecinos comunes, pero entendimos que el río no podía defenderse solo”, relató con emoción.

El abrazo que cambió la historia

La convocatoria superó todas las expectativas: unas 5.000 personas se congregaron a orillas del Limay, entre Bariloche y Dina Huapi. “Desde el otro lado del río, los paisanos a caballo pusieron un cartel enorme que decía ‘Aquí estamos tus paisanos para defenderte, Limay’. Ese momento fue inolvidable. Todavía se me eriza la piel cuando lo recuerdo”, rememoró Brockehof.

El Abrazo no fue solo un acto simbólico. En esa jornada se firmó un manifiesto dedicado a Francisco Pascasio Moreno, que fue entregado en la Biblioteca Sarmiento como testimonio del compromiso ciudadano. “El primer auto estaba llegando a la biblioteca y el último seguía en el monumento a Moreno, del lado neuquino. Había una caravana interminable de autos y gente caminando. Fue algo que nunca se había visto en Bariloche”, relató.

La magnitud del movimiento sorprendió incluso a las autoridades nacionales. Semanas después, el representante técnico del proyecto reconoció que la represa no se concretó “por resistencia popular”. “Eso nos demostró que la gente puede hacer historia cuando se une por una causa justa”, afirmó el vecino.

Treinta años después, un mensaje vigente

A tres décadas de aquel día, el espíritu del Abrazo al Limay sigue vivo. “El temor nunca desapareció —advirtió Brockehof—. El país necesita dólares y eso hace que vuelvan viejos proyectos. Si aflojamos, perdemos. Tenemos que cuidar lo que elegimos para vivir”.

Para él, el valor de aquel gesto trasciende generaciones: “Este mundo se maneja por la economía, pero la ecología no puede quedar en segundo plano. Nosotros elegimos este lugar por su entorno, por su equilibrio. Si no lo defendemos, nadie lo hará”.

En la actualidad, quienes participaron de aquella gesta trabajan junto a escuelas e instituciones educativas para mantener viva la memoria. “Los chicos abren los ojos cuando les contamos lo que pasó. Entienden que lo que disfrutan hoy fue posible porque otros se plantaron antes”, señaló.

El Abrazo 2025: arte, memoria y conciencia

La conmemoración por los 30 años del Abrazo al Limay se realizará este miercoles 8 de octubre a las 10:30 horas, en el mismo punto donde se llevó a cabo la histórica movilización.

“El horario fue pensado para que los estudiantes puedan asistir durante la jornada escolar. Es importante que estén presentes, porque ellos son quienes van a continuar esta historia”, explicó Brockehof.

El acto incluirá la interpretación de “Dulce Limay”, la canción de Marcelo Berbel que se convirtió en el himno no oficial del río.

“Este año nos acompañará su hija, Marité Berbel, junto con Edgardo Lanfré. Será un homenaje cargado de emoción y de historia”, anticipó.

Para los organizadores, el evento busca algo más que conmemorar: apunta a renovar el compromiso comunitario con el cuidado del agua y el ambiente, en un contexto donde resurgen viejos intereses hidroeléctricos.

“Hace treinta años frenamos una represa con resistencia popular. Fue la unión del pueblo la que lo logró. Y si hoy volviera una amenaza similar, tenemos que estar igual de unidos”, afirmó Brockehof.

“El Abrazo no fue una protesta, fue una declaración de amor al río. Y ese amor sigue ahí, intacto”, resumió Brockehof.

Para los vecinos, el Limay no es solo un curso de agua: es parte de la identidad colectiva. En sus orillas se cruzan generaciones que entendieron que protegerlo es cuidar su propio futuro. “Nosotros no podemos bajar los brazos. Si descuidamos este lugar, lo perdemos. Pero mientras sigamos abrazando el río, seguirá vivo”, concluyó.


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