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La tala de árboles se multiplica en el oeste de Bariloche

 El volteo de árboles de gran porte en la zona oeste de Bariloche se multiplicó en los últimos meses y desde el Servicio Forestal Andino informaron que se trata en general de cortes y raleos autorizados de coníferas exóticas, que en muchos casos arrastraban años de desmanejo.

El delegado del Servicio Forestal Andino, Claudio Ruiz, señaló que reciben alrededor de diez pedidos diarios para volteo de árboles por “daño temido” y también hay muchas extracciones por loteos aprobados y proyectos inmobiliarios.

Otro motivo que se sumó en el último tiempo es el interés comercial. “Este año aumentaron los pedidos debido a que los tenedores de lotes con forestaciones de pinos han empezado a explotarlas para producir madera, buscando un paliativo a la crisis económica provocada por la pandemia”, dijo Ruiz.

Señaló que el sector forestal genera muchos puestos de trabajo “y se ve reflejado en esta época, sin dudas”.

En el caso de una tala importante que llamó la atención sobre el cerro Campanario, Ruiz explicó que “se hizo un estudio de riesgo de todos los árboles próximos a la línea de aerosilla en toda la extensión y se autorizó la corta de árboles con alto riesgo de colapso”. Dijo que se trata de coihues “casi en su totalidad”.

Pero en otros volteos grandes que se pueden observar sobre Bustillo, como a la altura del kilómetro 15 o en el kilómetro 21, así como en el hotel El Casco (kilómetro 11), involucran casi todos a coníferas exóticas de rápido crecimiento, en algunos casos con antigüedades de 70 años.

Ruiz señaló que son forestaciones “sin manejo de podas y raleos intermedios” y que se intentó hacer cortes selectivos, pero “los árboles remanentes tienen una arquitectura muy inestable, dado el desmanejo”, lo cual obliga a ampliar las talas.

“Han crecido los árboles con una alta competencia entre sí, provocando fustes muy altos para los diámetros que poseen”, explicó el delegado, lo cual “no deja mucho margen para un manejo forestal paulatino y por etapas”.

Dijo que en varios de esos pinares la prioridad fue eliminar los árboles más próximos a la avenida Bustillo “por sus grandes dimensiones y alto riesgo de colapso”.


Una tala de árboles fue autorizada frente al hotel El Casco, en el kilómetro 11,500. Foto: Marcelo Martinez
Señaló que en el predio del kilómetro 15 no existe un proyecto constructivo y “se está extrayendo pino oregón en un plan de reconversión de nativas por exóticas”. Mientras que en kilómetro 21 se trata de “superficies con loteos aprobados por el municipio”, y en El Casco se autorizó la extracción de una fila de grandes macrocarpas que “se encuentran en desmoronamiento estructural y con riesgo de caída sobre avenida Bustillo”.

Ruiz dijo que otra motivación de quienes solicitan permisos de apeo en el SFA es la peligrosidad de árboles ubicados dentro de propiedades, que amenazan viviendas u otras instalaciones. La delegación barilochense recibe un promedio de diez consultas diarias de ese tipo.

Según el funcionario el número general de expedientes también aumentó en los últimos meses debido a que “los tenedores de lotes con forestaciones de pinos han empezado a explotarlas” con la intención de dar un un aprovechamiento comercial a la madera.


La compensación
Los titulares de predios donde se habilitan las talas deben pagar en algunos casos un derecho en dinero y también están obligados a reforestar.

Según explicó Ruiz, los permisionarios con interés económico deben pagar un “aforo” una vez que los árboles están convertidos en subroductos forestales (madera y leña), debidamente cubicados.


En la avenida de los Pioneros también se evidencian grandes talas en lotes. Foto: Marcelo Martinez
El pago se efectúa en una cuenta radicada en Viedma. No precisó los montos, pero dijo que están en vías de actualización porque “se encuentran desactualizados”.

El funcionario explicó que el expediente forestal se cierra recién con la “reforestación con plantas arbustivas nativas, preferentemente en los lotres intervenidos”.

En los volteos por “daño temido” la compensación es por la misma cantidad de árboles extraídos, mientras que en las talas por proyectos de construcción “la relación de compensación es de dos plantas por cada árbol cortado”.

Cuando no hay espacio para reforestar en el lote donde se proyectó la construcción, los permisionarios están obligados a donar para reforestar en espacios públicos.

Ruiz dijo que el seguimiento de esas tareas lo realizan con referentes de la carrera de Tecnicatura en Viveros, que se dicta en la UNRN.

Dijo que los dos viveros que tiene el Servicio Forestal se utilizan con ese fin y que son “recurrentes” los pedidos de plantas para ser donadas.

Señaló que las reforestaciones obligadas para quienes solicitan permisos de tala “en la mayoría de los casos se cumple”. Y que en los proyectos constructivos de grandes dimensiones que se aprueban en el oeste de la ciudad, el Servicio Forestal les exige que compren las plantas “previo al a entrega del permiso de extracción de árboles”.

Las plantas nuevas son colocadas en el mismo terreno “y las que sobran por falta de espacio son donadas”.


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