Parques aumentó casi un 800% el canon al Club Andino por los refugios de montaña

 A tono con la administración federal de Cambiemos, que echa mano a la planilla Excel sin reparar en lo que hay detrás, sean personas, patrimonio público o recursos naturales, Parques Nacionales elevó de $ 90.000 a $ 700.000 el canon anual que le cobra al Club Andino Bariloche (CAB) por los refugios de montaña.

Es un aumento de casi el 800 por ciento, sin previo aviso para el CAB; que también sufrieron prestadores –personas y pymes- de turismo activo.

Es uno de los sectores que más empuja al turismo de Bariloche y la región, y que tuvo en los últimos años un desarrollo en calidad que ubicó a la ciudad como Capital Nacional de la actividad.

A la sorpresa inicial, tanto el CAB como representantes de la Asociación de Turismo Activo de la Patagonia (ATAP) y la entidad madre Asociación Argentina de Ecoturismo y Turismo Aventura (AAETAV), concurrieron a la Administración de Parques Nacionales, a discutir el repentino aumento.

Dieron como preveían con un tecnócrata, educado pero duro, que a toda consideración respondía con números, con los más completos, históricos y actuales.

Así le respondieron del CAB, luego de tratar de hacerle entender las características del segmento, el atractivo para las divisas, los costos y otros matices de los que tienen experiencia desde los años 30, cuando crearon el club pionero a nivel nacional, construyeron los refugios, los mantienen y promueven la actividad de montaña.

Entre otras cifras, informaron que la mejor temporada de los refugios es de 45 días, con 15 con los senderos cerrados por el mismo organismo, por prevención ante emergencias climáticas (muchas veces cierres discutidos).

Contaron que tienen ocho refugios con servicios, cuatro refugios tipo vivac (pequeños y sin refugiero), y dos campings.

Expusieron los números de las concesiones y dijeron que el pretendido canon anual de casi un millón de pesos no guarda relación con el canon que percibe el club y la facturación de los concesionarios, que apenas alcanza para mantenerlos para cientos de miles de personas que los usan cada año. Ni siquiera para obras de mejoras o ampliaciones, para lo que deben buscar financiamiento aparte y a veces endeudarse.

Se trata de una “industria” sin dudas más deportiva, ecológica y cultural, que comercial. Y más valiosa para la Patagonia y sus comunidades, que para el propio CAB.

La discusión aún está abierta, pero la preocupación del CAB y el sector de turismo aventura es mayúscula.

Y como de paso, debieron enterarse en Buenos Aires que de un plumazo Parques Nacionales ajustó el proyecto Huella Andina (uno de los más interesantes destinos turísticos desarrollados en Argentina en los últimos años), dejándolo sin presupuesto y ni siquiera página web. Obvio, sin aviso. (Económicas Bariloche)