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Bariloche, domingo 14, diciembre 2025
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Trabajar en la basura: el día a día de los recicladores

 Unas 70 personas son parte de la Asociación de Recicladores Bariloche, que desde un tiempo a esta parte, se conformó como cooperativa. Cada día, en dos turnos, se encargan de una tarea difícil e insalubre: recuperar materiales como papel, cartón o plásticos de las toneladas de basura que llegan a diario al vertedero. Luego, la enfardan y venden, para reunir fondos y junto a un aporte del Ejecutivo municipal, pagar los salarios de las personas que viven de ese trabajo.

La labor que llevan adelante no es fácil y hay condiciones que la complejizan más. Hace años se rompió una cinta que agilizaba el trabajo y a esto, se suma que desde hace dos años, no se realiza más la recolección diferenciada de residuos.

La ARB comenzó a funcionar hace 22 años, “cuando la gente buscaba comida en el basurero, en medio de una crisis re difícil para todos”, recordó Carolina Álvarez, actual presidenta de la cooperativa, en diálogo con ANB.

Actualmente, uno de los principales problemas que enfrentan es la falta de recolección diferenciada.“Estábamos recién arrancando con eso. Llegaba el material seco y era más fácil nuestro trabajo”, contó.

La decisión de no realizar más la recolección diferenciada impactó también en la práctica hogareña de separar los residuos. Contrario a lo que muchas personas creen, por más que el camión recolector no separe, que la basura esté diferenciada entre secos y húmedos, hace más llevadera la tarea de los recicladores.

“Nos sirve mucho que la gente separe en su casa, no queremos que se pierda la costumbre, por más que la recolección sea una sola. Una vez que dejan la basura acá, la distinguimos por el peso y también nos garantiza recuperar más material, porque no se mojan los papeles o cartones”, explicó la mujer.

La venta tiene sus diferencias. Hay materiales que significan un mayor ingreso y otros que nadie quiere comprar. Esto pasa, por ejemplo, con el vidrio. Fuera del galpón de la ARB, hay toneladas de botellas que separan pero no logran vender. “Es lo que más nos traen y lo que menos vale”, acotó Álvarez.

Afortunadamente, hay vecinos que se encargan personalmente de llevar sus residuos reciclables. “La gente se puede acercar y traernos lo que hayan acopiado. Hay empresas que traen también, algunos plásticos o cartones, y eso nos ayuda”, señaló.

Además, también establecen algunas fechas puntuales, en lugares clave de la ciudad, en los que realizan acopio de material reciclable como plásticos, papeles y aluminio. Las jornadas son siempre exitosas y eso, para los recicladores, es una muestra de que la gente quiere separar los residuos y busca opciones para hacerlo.

El turno laboral comienza a las 7 horas. Los trabajadores rotan y hasta las 17 horas, se encargan de revisar los residuos, separar el material seco, diferenciarlo por categoría y pese a los intentos por no hacerlo, muchas veces, tienen que recurrir al manto de basura para separar allí.

“Es un trabajo insalubre, la verdad, pero lo necesitamos”, dijo Álvarez y agregó que “uno no viene porque quiere. Hay gente ignorante que piensa que nos gusta, y aunque no es así, alguien tiene que hacerlo”.

Con el tiempo, los trabajadores también lograron capacitarse, mejorar su infraestructura y crecer, cambiando algunos paradigmas y formas de pensar, algo que no fue nada fácil.

“Compramos un sampi, estamos pagando una prensa. Tenemos un camión que es nuestro y otro que aportó Nación tiempo atrás”, explicó. Para lograr esto, hubo un “cambio de mentalidad”, como dijo la presidente de la cooperativa. Es que tuvieron que aprender a invertir para de esta forma, trabajar más y mejor. “Ahora no nos asustan los millones, pero antes cuando nos decían que algo nos salía 20 millones, nos parecía imposible”, recordó.

En este sentido, señaló que “uno cuando gana poco, no piensa en invertir, pero ahora aprendimos que nuestro objetivo tiene que ser generar más ingresos para poder tener mejores herramientas de trabajo. Es la única forma de crecer”.

El lugar en el que trabajan tiene lo justo y necesario para sobrellevar una jornada de trabajo intenso. El galpón es frío y para calefaccionarse, utilizan un tacho en el exterior, donde prenden fuego y sobrepasan las bajas temperaturas patagónicas.

Ahora, entre los proyectos a futuro, esperan contar con puntos de acopio de plástico, una iniciativa que sería realizada en conjunto con la Cooperativa de Electricidad Bariloche. “La idea es armar los cestos enormes en los que la gente pueda dejar las botellas y cada determinada cantidad de días, se pasaría a hacer la recolección”, contó. Todavía resta afinar detalles, pero las expectativas son grandes.

Como cada año, los incendios en el basurero son una constante a la que no escapan los recicladores, pero ni durante ese escenario dejan de trabajar. “Muchas veces nos han culpado a nosotros, que en realidad lo que menos queremos es que pase todo esto”, señaló. Además, los integrantes de la ARB son vecinos de los propios barrios afectados por el denso humo de la basura.

Actualmente, son testigos de otro escenario reflejo de una crisis que golpea más fuerte a los sectores vulnerables, algo que se convirtió en una regla de la economía actual. “Desde hace tiempo viene mucha gente a buscar basura de nuevo. Buscan comida, ropa, cosas para vender. Es muy duro, pero yo creo que son más de cien personas las que vienen”, a diario.

“A pesar de todo, nos hemos podido sostener en el tiempo. El problema de la basura nos afecta a todos, y todos queremos que haya menos, pero para eso, necesitamos que la gente tome conciencia. Casi el 50% de los residuos, son compostables. Si la gente hiciera compost en su casa, tendríamos la mitad del basurero que tenemos”, finalizó. (ANB)


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