Cuerpo, voluntad y espíritu

Cuerpo, voluntad y espíritu

¡Hola! ¿Cómo va ese cuerpo? ¿Cansado-agotado o cansado-feliz?

En mi libro Pedagogía de la Alegría, dediqué el capítulo 18 a la recuperación del cuerpo. Comparto en esta nota la tercera parte de ese capítulo:

“El desarrollo físico es el arte
que forma la voluntad de la persona, su disciplina,
la construcción correcta del cuerpo y el desarrollo en general,
la capacidad de usar correctamente
los recursos interiores de la persona y no gastarlos.”
Oleg Cherne

El Cuerpo, asiento del Espíritu

¿Cómo se animarán aquellos que están quebrados en su espíritu?
¿Cómo puede sostenerse una disciplina personal en cualquier campo de la existencia si no se logra ejercer una mínima disciplina en lo que respecta a lo corporal?

¿Cómo escucharán la voz de su espíritu aquellos que no escuchan la voz de su propio cuerpo?
¿Cómo reconstruirán sus vidas aquellos que han sufrido un accidente que ha cercenado su movilidad de alguna manera si no poseen un espíritu capaz de conducir su voluntad?

Son muchas las ocasiones en que, durante nuestro tránsito en esta tierra, nos topamos con circunstancias capaces de menoscabarnos, quebrarnos o destruirnos, o que generan la posibilidad de que nosotros mismos nos menoscabemos, nos quebremos o nos destruyamos, interna y externamente. Por tal motivo, es vital contar con una educación del cuerpo, la energía y la conciencia.

Un Maestro, en cualquier disciplina, es aquel que desarrolla lo que hace con una calidad tal que la transforma en arte. Por ejemplo, se habla de “artistas marciales” porque las disciplinas que desarrollan han sido elevadas al grado de arte por algún Maestro en particular.
El desarrollo físico es necesario para que las personas realicen su potencial completo. Entonces estamos hablando de un arte.

“El desarrollo físico es el arte
que forma la voluntad de la persona, su disciplina,
la construcción correcta del cuerpo y el desarrollo en general,
la capacidad de usar correctamente
los recursos interiores de la persona y no gastarlos.”

No enviamos a los niños a realizar actividades físicas para que “gasten” un poco de eso que tienen y parece que les sobra. No vamos a caminar diariamente para “distraernos” o “desenchufarnos”. Lo curioso de este vocabulario tan usual es que describe llanamente la vida que llevamos: no somos felices. Quien ama lo que hace no se cansa ni necesita “desconectarse”. Simplemente vive los diferentes momentos de su vida con intensidad diversa.”

Sonriéndole a la vida y amando lo que hago,
te saludo cordialmente, amigo lector,
hasta el próximo post

Alejandra Lucía Rotf
Autora del Libro “Pedagogía de la Alegría”

http://pedagogiadelaalegria.blogspot.com.ar/
pedagogiadelaalegria@gmail.com