¿De qué se trata una clase de Yoga?

¿De qué se trata una clase de Yoga?

Muchos vienen expectantes a clase, se habla de unidad, de aquí y ahora y en el momento de la práctica duele todo, cuesta concentrarse, seguir las indicaciones.

Encima te dicen que hay que escuchar la voz interior, trascender los pensamientos…a veces parece demasiado.
 

Date tiempo, yoga es un universo a descubrir y experimentar, paso a paso.

Te cuento un poco más de que se trata una clase así, al comprender, soltás y empezás a disfrutar.
 

En lo que respecta a Hatha Yoga, empezamos por el cuerpo físico para tener un soporte donde concentrar la mente.

La concentración es uno de los primeros pasos, la respiración una de las primeras herramientas.

La mente volátil y escurridiza empieza a ordenarse.

Te conectas con el observador, ya no te dejás llevar por cada pensamiento, tomás las riendas.
 

Las asanas, las posturas de yoga, utilizan el cuerpo como una metáfora.

Todo esta representado en cada muúsculo, hueso y órgano.

Al detenernos en una postura, percibir cada segmento del cuerpo, vamos estableciendo una nueva comunicación con nuestro interior, de conciencia, de integración.
 

El flujo de pensamientos va siendo “atrapado” en la postura, como si fuera un gran mandala el cuerpo, con figuras que representan el discurso mental y todo lo que produce el vaivén de pensamientos: emociones, estrés, depresión, alteraciones.
 

Así llegamos, con la práctica, a trascender el laberinto mental y sentir la totalidad: el cuerpo entero, en el espacio que ocupa y expandiéndose.

Estando en el presente. Es un momento de contemplación, de silencio, de “Aquí y Ahora” en cuerpo-mente que trasciende todo entendimiento, porque esta más allá.

Es el estado meditativo puro. Que puede percibirse en el asana misma, o en posturas meditativas o en el momento de la relajación final.
 

Por eso decimos que Hatha Yoga es una práctica que a través del físico trabaja la mente, expande la conciencia, nos eleva hacia el estado meditativo de unidad y supraconciencia.
 

Las indicaciones que la profesora va proponiendo, no son mandatos externos, son el eco de una voz interna que nos está guiando.

Aunque es importante escuchar los propios tiempos, haciendo de la práctica algo personal, íntimo.
 

La disciplina que exige la práctica de yoga, y no solo por asistir a clase, sino por la conciencia que requiere, alimenta y desarrolla del amor puro hacia uno mismo, al darnos el tiempo y el espacio para parar, aceptar, integrar.
 

Es como cuando uno tiene un jardín que hay que regarlo, tu práctica diaria es regar tu alma, encontrarte cada día con el universo que habita dentro.

Y desde esa nueva conciencia, y desde ese florecimiento transformar el mundo.
 

Porque es estar en una sintonía que armoniza, nutre, eleva.

Tu vibración se hace danza y podés fluir en esta experiencia humana, la Vida.

Myrna Raquel Corsi de Respiro Saberes

Vivir en Salud